sábado, 21 de junio de 2008

SOS Kiribati



El primer país del mundo en desaparecer por culpa del cambio climático será Kiribati, un precioso conjunto de 33 atolones del pacífico. Dos de sus islas ya han sido engullidas por el aumento de las aguas del océano, ahora piden ayuda a otros países para albergar a sus 110.000 habitantes. Ese archipiélago, cuyas tierras no superan los dos metros de altura sobre el nivel del mar, será engullido por el océano, pronosticaron expertos.
Según el Programa de Medio Ambiente de la región, en el próximo siglo las aguas habrán subido medio metro más y el proceso no se frenará ahí, ya que el aumento observado en la actualidad es fruto del calentamiento provocado hace varios lustros.
En tanto, la segunda amenaza, que en 1988 obligó al gobierno a reubicar a más de cinco mil kiribatianos, llevará, como el cambio climático, a la misma salida: el exilio forzoso.
El país cuenta ahora con 127 habitantes por kilómetro cuadrado, que en su mayoría viven en la linea de la pobreza.
Kiribati tiene el segundo Producto Interno Bruto (PIB) más bajo del mundo en relación a los valores de paridad del poder adquisitivo.
Recientemente el presidente de esas islas, Anote Tong, anunció su desaparición, de la que ya había alertado la ONU en 1989 si no se adoptaban las medidas pertinentes para combatir el cambio climático.
Tong inició entonces una gira internacional para encontrar un país de adopción para sus compatriotas, condenados al olvido.
El beretitenti, como le llaman los kiribatianos, expresó su frustración ante un problema causado fundamentalmente por los grandes emisores de gas carbono.
Asimismo observó que las ayudas financieras enviadas por las naciones poderosas a las pobres no serían necesarias si las grandes potencias redujeran sus emisiones de gases contaminantes.
El dirigente aseguró que los pequeños archipiélagos del Pacífico sur sólo producen un 0,6 por ciento de la contaminación del mundo y, sin embargo, pagan con creces los daños del cambio climático.
De acuerdo con el Banco Mundial, construir un dique temporal de refuerzo en las islas Gilbert, las más pobladas de Kiribati, costaría más del doble del PIB nacional.
Observadores calificaron de paradójico el hecho de que ese archipiélago tan diminuto se enfrenta casi solo a su desaparición y con él sus milenarias costumbres.
Tong lamentó que sólo el gobierno de Nueva Zelanda respondió a su petición de asilo para los kiribatíes.
La Conferencia Ministerial sobre Medio Ambiente y Desarrollo de la región Asia-Pacífico, celebrada hace ocho años en la ciudad de Kitakyushu (Japón), concluyó que la mayoría de los archipiélagos del Pacífico son vulnerables a la subida del nivel del mar.
Entre los mayores problemas que presentan estas naciones, se mencionó que las viviendas, campos de cultivo e infraestructuras están concentradas en las zonas costeras, las más expuestas.
Los científicos que participaron en aquel foro consideraron una tarea complicada determinar la gravedad del problema.
Explicaron que éste no puede calcularse sólo por la velocidad a la que se derriten los polos ni por el aumento de la temperatura de las aguas de los océanos.
Pero Kiribati no está solo en esa dramática situación. A los habitantes de la vecina Tuvalu la posibilidad de ser tragados por el mar también les corta los pasos.

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